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Sorpresa con diente de oro

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Esto no sería lo mismo sino hubieran sorpresas. Y de éstas las mejores son las inesperadas. Detrás de toda sorpresa, a veces acostumbra a haber el constructor de la misma, una persona que ha ido confeccionando y dando forma real a un pensamiento bañado en ilusión. Se ha dado, incluso que han existido programas de televisión que las utilizaron para ganar dinero y hacer que mucha gente se sentara unas horas frente al televisor. Sorprendidos contemplábamos como tanta gente estaba huérfana de las mismas o tenía que recurrir a hacedores externos para ingeniar aquello que ellos no consiguieron o no se atrevieron a llevar a cabo. "Sorpresa, Sorpresa" Hay construcciones para sorprender que van a parar a la basura, otras que no llegaron a ser, algunas para ser auto disfrutadas y también malas como las trampas. Pero también existe la sorpresa involuntaria, aquella que surge como la mala hierba, sin más y en cualquier parte, esa que quien la dispuso, no sabía...

Walkman

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Ya lo llevaba viendo hacía unos días. Agarrando polvo y olvidado en un rincón de la casa. ¿Quien iva a utilizarlo, si existían tantas otras maneras para escuchar música? ¿Quien iva a apretar sus botones? Pestañas sobresalientes en una superficie plana. Me acuerdo cuando el cd sustituyó al casete y nos equipamos con los discmans. Frágiles, daban tumbos en mi bolsa hasta que su lector se dañaba y me hacía recordar con nostalgia mi reciente olvidado walkman. Pero antes de volver la vista atrás y empezar a rebobinar con bolígrafos aparecía la música intangible, la melodía sin objeto, las notas envasadas quien sabe donde y todo se torno ligero y aparentemente imperecedero y fácil de descargar. El walkman, el discman, casets y cds fueron poco a poco inútiles que me acompañaban pesadamente a donde iba, cansados de no girar, de no hacerse escuchar.  - Hasta un teléfono podía deleitarte con su música enlatada. Y uno tan contento -  Ya tenia un de...