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                                              "Se mira pero no se toca"                                                           
                                                   Madres a sus hijos                                                                                                                 


Al final esos niños, pudieron mirar más y tuvieron la osadía de tocar, manosear y crear más cosas.

Porque con todo lo visto y aprendido, era difícil quedarse con los brazos cruzados. La red lo permitía. La facilidad de los contactos ayudaba a que pequeñas ideas, crecieran rápidamente, generando proyectos de gran envergadura o iniciativas intensas como un rayo, pero de vida efímera, como la de una mosca. 

Grandes dosis de información para digerir, cambio de modos de consumo, rotura de las fronteras temporales, altos niveles de conocimientos teórico-prácticos, libertad expresiva al alcance de la mano, fisuras en la estructura del sistema del orden social, van forjando hoy unos modos de acción y participación que cada vez más reflejan la riqueza de contenidos que nos rodean. 

Quizás esta fórmula donde se mezcla, un gran consumo de información, una facilidad de generar contactos entre ideas y inquietudes afines, un alto nivel de preparación y un imparable desarroyo tecnológico, sea el caldo propicio para que surja una época de Renacimiento de las series televisivas. 


Un momento donde se han reunido mentes creativas que idean guiones con historias que las hacen dialogar desde un mismo nivel cualitativo, con los largometrajes. Son pequeñas cápsulas llenas de talentos que inquietan, divierten, intrigan y maravillan, a unos espectadores, que ya no esperan, porque como ya venía anunciando la televisión por cable, se dedican ahora a programar a su antojo cuando quieren consumir sus dosis, y que tampoco contemplan de la misma manera, porque las pantallas se han multiplicado y las existentes permiten no solo ver, sino que también interactuar, reidear y replantear. 

Antes éramos esclavos, ahora libres, nos hemos convertido en adictos saciados. 

Nunca la oferta había sido tan grande. Es en este Renacimiento, en esta época de oro, donde muchos de los contenidos son gratuitos, donde se intercambian temporadas de ayer, donde se generan en formatos prematuramente caducos, recopilatorios muy elaborados de nuestras historias preferidas. La superabundancia de grandes momentos audiovisuales parece no detenerse, al contrario, es tal su prolijidad que abruma, incluso ha sido tal su impacto que ha modificado por completo la fisonomía y los tiempos de las viejas maneras de comunicar. El espectador está dentro de las series, el creador es su cómplice, el medio difunde esa interacción mientras va cambiando. 

Mientras seguimos descargando, mirando, comentando y asombrándonos, encuentro espacios donde se habla ya de esta fuente de creatividad, se crean rankings y se reflexiona, como en el artículo de la revista ADN de Natalia Gelós, o se convierten en temática expositiva, siendo actos para pensar, con conferenciantes, artistas y consumidores actuando en un mismo espacio de il·lusión

Miro, colecciono, comparto, comento, voto y compro, las series de ayer y de hoy, ricos contenidos sabrosos de ideas que me hacen sentir afortunado, que me hacen creer que estamos viviendo una época que agarró por sorpresa al tiempo que pudo tocar sin miedo. 

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