No hace mucho, cada serie tenía su momento. Las computadoras personales, empezaban a tener su espacio y poco a poco iban relacionandose entre ellas. No hace mucho, jugábamos al teléfono con dos envases de yogurt. Torturados nos tenían los programadores cuando unos cuantos, esperábamos poder disfrutar otro capítulo de Doctor en Alaska ( Northern Exposure ). Fue y es, una serie sublime que fue maltratada. En ocasiones, pese a ser anunciada, nos la cambiaban y ponían un parche cualquiera. Era una pequeña tragedia, que no podíamos ni denunciar abiertamente. Eso si, había momentazos, en los que no te lo esparabas y la daban. Recuerdo la alegría callada de esos instantes en que seguía latiendo el capítulo, ya tarde, a altas horas, mientras la ciudad soñaba. El verano de antes era un espacio de tiempo largo, caluroso y con eternos ratos para hacer de todo. La tele acompañaba, pero estaba llena de basura también. Nosotros teníamos nuestros momentos, el de El Coche...